“Y cruzaron el discoooo…”decían los relatores de turf cuando todos los caballos atravesaban el lugar que indicaba el final de la carrera. Hace 117 años, el domingo 6 de octubre de 1895, un potrillo denominado“Porteño”ganaba una carrera en el hipódromo de Palermo, y un grupo de pibes que había apostado fuerte a las patas del caballo, habrá saltado de alegría por la plata ganada que seguramente, horas después, se escurriría en cerveza, vino, y las otras atracciones de la noche, en algunos de los bares de la época. También el dinero serviría para comprar pelotas, camisetas y demás cosas necesarias para darle más vida al Club Atlético Capital, que habían fundado el 28 de julio de ese año, justo después de otra carrera en la que el potrillo había salido último. El caballo les dio revancha y en homenaje rebautizaron a la institución como Club Atlético Porteño. Que por estos días estuvo a punto de haber ascendido al Grupo III de la URBA y que tiene una de las historias más queribles del rugby local. Ya de por sí, que aquellos pioneros hayan apostado de nuevo a un potrillo que había salido último, marca una tendencia.
Cuando “Teño” cumplió 100 años, la Comisión Directiva del club imprimió un folleto conmemorativo; allí se confirma que los fundadores eran descendientes de irlandeses y que tenían buena relación con un stud que alojaba al potrillo, que dio el batacazo en octubre al ganar una carrera a la que llegaba con fama de perdedor.
Como tantos clubes de la época, Porteño empezó por el fútbol, del que salió campeón en 1912 y en 1914, en una las ligas de aquella época. En 1912 superaron nada menos que a Independiente de Avellaneda en la final. Por aquellos años, Belgrano Athletic, CASI, Atlético del Rosario y GEBA también jugaban al fútbol en los campeonatos oficiales. Porteño se mantuvo en Primera, de la época amateur, hasta 1928, y a los pocos años, cuando se instaló el fútbol profesional, dejó de practicar ese deporte y se dedicó de lleno al rugby.
De ahí en más, peregrinaron por Llavallol, algún lugar no del todo definido entre El Palomar y Ramos Mejía, el Club YPF en Núñez (que desapareció a fines de los ’90), Regatas de Bella Vista, dos predios en Lomas de Zamora, regreso a Bella Vista, Campo de Mayo, otra vez Lomas y finalmente el destino actual, en San Vicente, en lo que habían sido una chacra en el Paraje Villa Fortuna. El 23 de mayo de 1971, después de 26 años de nomadismo, inauguraron oficialmente el predio, con un amistoso ante Lomas.
Quizás pocos lo recuerden, pero Porteño se dio el gusto de jugar en Primera División en 1952, en donde ganó un solo partido, pero nada menos que al CASI, el 27 de abril. Con los años, el CAP fue bajando y subiendo de categorías, y los últimos años se había estacionado en el Grupo IV. Mientras, fue armando equipos de hockey sobre césped femeninos.
Quien esto escribe, hace varios años, se contactó con gente del Porteño para conocer más su historia; así, el lugar de encuentro fue la estación de Lomas de Zamora, en donde el presidente por aquel entonces, Roberto Malter Terrada, después de cargar en el auto a su familia y varias cajas de hamburguesas y gaseosas para un tercer tiempo, fue el encargado del traslado al predio de San Vicente. Una vez ahí, sacó de un armario el folleto por los 90 años del club, que ilustra esta nota y que sirve para felicitar a Porteño por su historia, tan querible que quien esto escribe creyó por un momento que había ascendido...
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