miércoles, 14 de mayo de 2014

Flores de otoño

 Ya probé, ya fumé, ya tomé, ya dejé/ ya firmé, ya viajé, ya pegué/ ya sufrí, ya eludí, ya huí, ya asumí/ ya me fui, ya volví, ya fingí, ya mentí /y entre tantas falsedades, muchas de mis mentiras ya son verdades/ hice fácil las adversidades y me compliqué en las nimiedades.”  Y mientras el Cuarteto de Nos canta su canción por la radio,  la oscuridad del otoño cae sobre Flores. Calle Varela hacia el sur, una pescadería abierta y una mujer señalando con el dedo qué calamares va a llevar, una confitería a punto de cerrar, el Hospital Piñero y las luces prendidas de habitaciones que contienen quién sabe qué historias,  las paredes del Cementerio, la terminal del 132, un taller mecánico con un perro negro en la vereda, y  una esquina.
  
  La de la sede central del Club DAOM, aquel fundado en 1927 por los empleados municipales y que con los años se abrió a los vecinos de distintos barrios que, con el rugby y con el béisbol levantaron los colores azul, blanco y rojo de su escudo. El predio es grande y algo laberíntico. Después de escurrirse por la calle interior del club, se llega a la zona de las canchas, donde se practica tenis, béisbol, hockey, y claro está, rugby.  Esta noche desborda de rugbiers varones, de distintas categorías.  Pero en uno de los sectores del predio, también están Las Panteras, el equipo de mujeres nacido en 2009. A pocos días de que comience un nuevo campeonato de la URBA, cuyas actuales campeonas son Las Vikingas de GEI y La Plata Rugby,  las chicas de DAOM se entrenan con rigor.

  La primera parte del entrenamiento se la lleva la preparación física. A cargo de Cris De Vita,  “La Peti”, practicante de muchos deportes, jugadora del plantel  y, a la vez, profesora de Lengua y Literatura,  Las Panteras hacen piques, flexiones, pases.  “Bajá la espalda”, indica De Vita a una compañera, en plena sesión física. De fondo, llegan los gritos de los entrenadores de las categorías juveniles: “Todo mal, todo mal, todo mal están haciendo”, se ofusca uno, mientras que el de otra división se queja ante sus dirigidos: “¿Es tan difícil lo que les digo que hagan”? A unos 50 metros, dos chicos de remeras negras practican bateo de pelotas.  La luna, redonda y con una gran aureola grisácea, parece uno de los tantos faroles que alumbran la noche en el predio.

    Termina la fase física, y De Vita comenta, mientras las jugadoras se trasladan a otra cancha para la parte técnica: “Empecé a jugar hace 4 años, por intermedio de Flavia Pugliese, que siempre me venía hinchando con que juegue. En un cumpleaños de ella conocí a Aurore (nota del r: Aurore, francesa de Lille y jugadora de DAOM desde hace años), vine y me enganché definitivamente. Yo había hecho muchos años tenis en Vélez Sarsfield, y también corrido maratones y jugado fútbol, cosa que sigo haciendo”.

  Cabe recordar que Flavia Pugliese fue una de las pioneras del rugby femenino en el club de Flores. Murió asesinada en 2011, en un hecho de inseguridad por el que no hay ni hubo detenidos. Este domingo se realizará, como todos los años desde su muerte, una maratón en homenaje a Pugliese y en reclamo del esclarecimiento del crimen. Varias compañeras de Flavia en DAOM participarán de la carrera, que se hará en la localidad de Villa Sarmiento.

  Por estas mismas canchas pasó Flavia Pugliese. Ahora, su amiga De Vita,  continúa con el relato: “Para este campeonato tenemos 15 jugadoras fichadas. El rugby femenino está creciendo, en parte por la difusión, también por la existencia del seleccionado nacional femenino, Las Pumas, y porque la URBA está dando más atención que antes.  Pero todavía quedan bastantes personas, dentro del rugby, con una visión muy machista, que piensan que el único deporte para las mujeres es el hockey”.  Para el campeonato 2014 que comienza este domingo en las instalaciones de La Plata, se anotó una cantidad récord de clubes: 15. La lista está formada por los locales, DAOM, Universitario de La Plata, GEI, Centro Naval, Almafuerte, Ezeiza, SITAS, San Miguel, SAPA, Las Heras, Tiro Federal de Baradero, Lanús, Berazategui y Atlético San Andrés.

  Comienza la parte técnica, a cargo de Ariel Doeyo, ex tres cuartos de DAOM en los ’80, arquitecto de profesión y también uno de los entrenadores de la M-18 de varones del club. Mientras se escuchan raquetazos y el sonido de las pelotas amarillas picando sobre los flejes de las canchas de tenis, y los gritos de las jugadoras de hockey que se entrenan cerca, Las Panteras comienzan los ejercicios técnicos; pases cruzados, estrategias de defensa y ataque, prácticas sobre cómo abrir el juego de un ruck, posicionamientos.

  Cuando el entrenador lo considera, interrumpe la práctica e indica correcciones. A los pocos segundos, la pelota vuelve a girar entre las manos de las jugadoras. “Decisión, decisión”, ordena el coach. Y las Panteras profundan la tarea.  Uno de los chicos de remera negra que practicaba béisbol un rato antes, pasa por el costado del entrenamiento, con un bate también negro, y mira, quizá sorprendido, bajo la luz de las torres y de la luna aureolada.

  Termina el entrenamiento, El entrenador, amable, se acerca y se dispone a la charla, en el bar del club. “Los resultados que puedan darse en el torneo son consecuencia de un proceso y de un compromiso. Me conformo con que estas chicas conformen lo que yo considero que tiene que ser un equipo de rugby. Lo importante es comprender el significado de llevar la camiseta de DAOM”, dice.

  Doeyo pertenece a las camadas que se tomaron mayor protagonismo en la conducción del rugby del club durante los últimos años, que coinciden con un crecimiento en juego y resultados (también hay proyectos sociales en la entidad, como DAOM Solidario y las recorridas  que algunos jugadores hacen en invierno por la zona para acercar contención a personas que viven en la calle).  “Gente de mi época tomó la posta; en este tipo de clubes falta de todo... managers, entrenadores.  Me metí con el rugby femenino porque si yo puedo darle a gente de DAOM algo que yo pueda dar, sean hombres, mujeres, chicos o grandes, lo voy a hacer.”

   El entrenador, que en paralelo conduce un grupo de jugadores juveniles, responde, sobre qué tiene que cambiar un coach al manejar un equipo formado por mujeres: “No tengo idea (risas)…hay que ir llevando la situación. Hay situaciones distintas a las que existen en un grupo de hombres, habrá que ir adaptándose.  Lo que sí, acá son todas adultas, que vienen por voluntad propia. Lo importante es lograr que confíen en quien está al lado, dentro de la cancha. Cada una de las 7 que entran, tiene su responsabilidad. La palabra clave es compromiso”.

  Se despide Doeyo. Las Panteras se han ido retirando; De Vita, Aurore Bar, Yamila, Ayde, Natalia, María, Florencia, Carolina, Gina, Alex, Eva.  El jueves será el último entrenamiento, y el domingo, al fin, el debut. En DAOM ahora quedan menos personas; los autos, despacio, buscan la salida. La esquina de Varela y Castañares, la medianoche que se acerca, el semáforo en rojo, un colectivo 76 vacío. En la radio ahora canta Soda Stéreo: “…sólo encuentro en la oscuridad, lo que me une, con la ciudad de la furia”.