miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nadie acabará con los libros


   “El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor.” Eso dice el semiólogo y novelista Umberto Eco, en el libro que da título a esta entrada, escrito junto al francés Jean-Claude Carrière. Habla del libro en papel, claro está. Sí, existe el libro electrónico, pero es otro objeto, otra especie en el ecosistema. El libro que se puede prestar, que se puede regalar, que se puede dedicar, es el de papel. Y justamente en tiempos de fiestas, qué mejor que encontrarse con un libro-libro, que no necesita batería ni cargador ni señal, que no se destruye si se cae el piso o si se moja un poco. Que no te dispersa para que chequees tu perfil de Facebook o respondas alguna estupidez por Twitter. Y que te cuenta una historia apenas conocida: la de los clubes que jugaron al rugby en Buenos Aires y, por distintos motivos, abandonaron ese deporte y sus nombres apenas se pronuncian en las bocas de algunos memoriosos.

   Por todo eso, y para festejar un nuevo libro en papel, aunque esa celebración sea en un blog, leímos El secreto del rugby argentino. Breve historia de los clubes que practicaron rugby afiliados a la Unión Argentina y ya no lo hacen o desaparecieron, escrito por Juan Carlos Bertta y Gustavo Ezequiel Severo.

   Desde la tapa de fondo verde,  parece que saliera un jugador de Los Pumas, a punto de ser tackleado por un rival, mientras otro adversario está en el piso, resignado a perder la marca. La ilustración es de Pablo Pereyra, rugbier durante muchos años de Deportiva Francesa e ilustrador de la colección Robin Hood, esa famosa de tapas amarillas. Luego, en un texto introductorio (hay además un prólogo de Marcelo Loffreda) los autores remarcan que el libro es un “pequeño homenaje a todas esas instituciones y a quienes las llevaron adelante porque se esforzaron por transmitir el espíritu y los valores del rugby”. A fin de cuentas, del universo de este deporte forman parte tanto Los Pumas y el CASI o Hindú como Atalaya, La Aguada o Nueva Pompeya. Y tantos otros que los autores rastrearon, en archivos y hemerotecas.

  A modo de punteo, y para entusiasmar a aquellos apasionados por estas historias (y a quienes deberían serlo, también), decimos lo siguiente, basados en la completa investigación de Bertta y Severo:

*Duda despejada: el primer partido de rugby del que hay registro en Argentina, se jugó el 14 de mayo de 1874, entre los equipos del señor Trench y del señor Hogg, ambos socios del Buenos Ayres Football Club, en la cancha del Flores Athletic, ubicada en Caballito.

*Precisamente, el Flores Athletic fue club fundador de la River Plate Rugby Union, en 1898, junto a los ya hiper nombrados Lomas, Belgrano, Atlético del Rosario y Buenos Aires Football Club (hoy Biei). La cancha del Flores era el escenario de los partidos decisivos de los primeros campeonatos del rugby porteño, y a los pocos años de empezado el siglo XX  el club se disolvió y hasta una glorieta y un tanque de agua fueron comprados por Ferrocarril Oeste.

*El caudillo conservador Manuel Fresco, electo gobernador mediante el fraude, jugó al rugby en el Columbian y en Facultad de Medicina.

*Quilmes Athletic Club, más conocido como el equipo “cervecero” y clásico club de fútbol, jugó al rugby en 1909. Por aquella época, tenía un convenio de intercambio de socios con Atlético del Rosario y el CASI.

*Racing, “La Academia de Avellaneda”; jugó un partido oficial en el rugby porteño, en 1910, ante Belgrano Athletic, y terminó con incidentes.

*Atlanta, los “bohemios” de Villa Crespo, también jugaron al rugby oficialmente en 1912.

*Sportivo Barracas: histórico equipo de la época amateur del fútbol argentino, jugó al rugby entre 1927 y 1934.

*Club Atlético Ituzaingó: hoy en la Primera “D” de la AFA, el equipo de remera verde, tuvo su participación en la ovalada entre 1930 y 1931 y entre 1950 y 1956. Muchos de sus jugadores recalaron en Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó (GEI) y Los Matreros.

*Kangurú jugaba de local en la vieja cancha del Club Arquitectura (cerca de donde hoy es el CENARD) y tenía remera a franjas horizontales negras y verdes y una letra “K” roja en el pecho. Jugó entre 1941 y 1948.

*YPF se afilió en 1947 y jugaba donde existió el club hasta fines de los ’90, en Núñez, cerca de Muni. Jugó en Primera de 1959 a 1962, y uno de sus jugadores, Krossler, jugó en el seleccionado argentino en 1960.

*Pocos recuerdan a Estudiantes de Paraná, que jugó como invitado en la Unión de Rugby del Río e la Plata entre 1949 y 1954, y llegó a disputar un amistoso con la selección francesa como local, perdiendo 14 a 0.

*Atahualpa Rugby tenía su sede en Ramos Mejía, ahí jugó al rugby un hermano del cómico Antonio Gasalla en los ’60.

*La Aguada, que se llama igual que un conocido equipo de polo, jugó apenas dos años, en 1986 y 1987, en el rugby de Buenos Aires. Jugaba en al Parque de la Reconquista, junto al Camino del Buen Ayre, y en el Parque San Martín. Algunos apellidos (¿qué será de la vida de ellos?): Gandini, Moscoso, Gotlieb, Filas, García Berg, Laplacette, Oneto, Roulet.

    Y hay mucho más, gracias al trabajo de Bertta y Severo. Además de información de los casi 100 clubes que jugaron al rugby en Buenos Aires y ya no lo hacen, El secreto del rugby argentino tiene un anexo con imágenes muy poco conocidas, como de un equipo de Estudiantes de La Plata de 1912, Montevideo Cricket Club de los ’50, Porteño de Morón de 1928, Juan Domingo Perón saludando a un jugador argentino surgido del club Los Duques, y los festejos de San Ignacio campeón de una categoría de ascenso en 1997, pocos años después de desaparecer. Los autores son ubicables, como el libro: se les puede escribir a elsecretodelrugby@hotmail.com