miércoles, 21 de noviembre de 2012

November rain

…es una canción de Gun’s N’ Roses, famosa en los ’90, en cuyo video Axl Rose, con vincha roja y lentes, tocaba el piano, además de cantar y actuar de novio que esperaba en el altar a su prometida. Noviembre en el hemisferio norte es un mes otoñal y para titular una balada romántica y melancólica, colocarle la palabra “lluvia” a la canción venía de maravillas. También en noviembre, más precisamente el domingo 24, pero de 1985, llovió en Buenos Aires, justo cuando se jugaba por primera vez un partido de rugby femenino en Argentina, entre Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó (GEI) y Alumni, 110 años después del primer encuentro entre varones en nuestro país.

  En aquel encuentro, las jugadoras de GEI, que jugaron con remeras y pantalones largos, ganaron 14 a 4 a las chicas de Tortuguitas, bajo el agua de la primavera bonaerense. Entre las ganadoras, se destacaron Gabriela Sánchez y Mónica Mottura, que salió de capitana y jugó de octavo. Y que una noche de lluvia, después de un entrenamiento en GEI, cuenta a quien esto escribe: “El tema era que en Alumni había empezado a entrenar un equipo de rugby femenino. Un papá de unas chicas y hombre del club vio esto, y como tenía 4 hijas mujeres en un colegio de monjas al que íbamos, nos planteó: ‘¿Se animan a hacer un equipo de rugby?’. Y ahí empezamos a entrenar. Hicimos dos partido con Alumni y dos con un equipo de Concepción del Uruguay, allá, Los partidos con Alumni fueron en GEI porque los varones de Alumni no querían que se jugara allá”.
  
  No era para menos. Si aún hoy, más de uno boicotea que las mujeres que quieran puedan practicar rugby, es de imaginarse la revolución que habrá sido hade 27 años. De hecho, La Nación cubrió ese partido y decía el periodista: “La originalidad del match congregó a un numeroso público, en su mayoría masculino, que, con una sonrisa entre burlona y desconcertada esperó el comienzo del show”. Para la época, era un “show”, no un deporte…
  
   “Había gente arriba de los techos, había como 300 personas, apareció un montón de gente. El partido salió en los diarios, vinieron de Realidad 85, ustedes chicas no lo conocieron a ese programa”, dice Mottura, mirando a sus compañeras actuales, cuya mayoría no había nacido cuando ella y Sánchez jugaban el partido fundacional. Estamos en el buffet de GEI, la lluvia cae de a ratos rebotando en los techos de chapa y en las ventanas, y un paquete de galletitas de queso circula entre las jugadoras para reponer energías después del entrenamiento.

  “Seguimos saliendo en diarios y revistas. Pero el equipo se disolvió. No había otros equipos para jugar. No había apoyo en los clubes”, recuerda Mottura. “Y eso que nos querían llevar a jugar a Italia, a mí y a Gaby (Sánchez). Jugábamos muy bien, Gaby mucho mejor que yo.” Pero el rugby femenino en GEI quedó congelado.

   Muchos años después, estudiantes del Instituto Nacional de Educación Física (INEF), como resultado de unos talleres de rugby, formaron el segundo equipo, Ñandú. Y, justamente, en noviembre, jugaron su primer partido trascendental, como previa de un amistoso Los Pumas-Australia, en la cancha de Ferro. Así de a poco fue creciendo Ñandú, que se radicó en el Club Municipalidad de Vicente López, por esos años.

  “Ahí ‘Tina’ (Cristina Zufiría, otra jugadora del plantel) ve que están entrenando las de Ñandu, y a ella le habían quedado las ganas de seguir jugando, porque había jugado un partido con nosotras. Así que empezó a contactarse con algunas chicas de esa época. Y yo leí en Clarín Zonal que estaban entrenando y me sumé en 2002”, dice Mottura.

  Hoy GEI juega el campeonato de rugby femenino de la URBA, con aceptables resultados. En el certamen que finalizó recientemente, salieron terceras, detrás de Centro Naval, campeón por segundo año consecutivo  y SITAS. Cabe aclarar que las chicas que crearon Ñandú y jugaron para Vilo, hace ya varios años que se mudaron a Centro Naval y hace pocas semanas terminaron terceras en el Torneo Nacional de Clubes que se realizó en Tucumán, y que ganó Cha Roga de Santa Fe.

   Aparte de las referentes históricas Mottura, Sánchez y Zufiría, juega en GEI Patricia Fusco, Licenciada en Educación Física y figura del equipo, que además integra el seleccionado argentino. Hay otras “profes” entre las Vikingas, como Lidia Acosta, que además es referee oficial de la URBA, y Eliana González. Forman parte del plantel, entre otras chicas, estudiantes del secundario como Jennifer Barreiro y Celeste Fallini, una estudiante de Medicina, Micaela-hija de Cristina Zufiría, una profesora de Inglés, “Lola” y una secretaria de un colegio, “Chicha”. El coach es, desde principios de 2012,  Nicolás Grana.

  Y justamente de principios de 2012 es la foto que ilustra esta historia, de algún partido amistoso al borde el Río de la Plata, cerca del estadio de River Plate, el mismo donde hace casi 30 años, Axl Rose y el resto de los Guns tocaron “November rain".

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Porteño casi cruza el disco...

“Y cruzaron el discoooo…”decían los relatores de turf cuando todos los caballos atravesaban el lugar que indicaba el final de la carrera.  Hace 117 años, el domingo 6 de octubre de 1895, un potrillo denominado“Porteño”ganaba una carrera en el hipódromo de Palermo, y un grupo de pibes que había apostado fuerte a las patas del caballo, habrá saltado de alegría por la plata ganada que seguramente, horas después, se escurriría en cerveza, vino, y las otras atracciones de la noche, en algunos de los bares de la época.  También el dinero serviría para comprar pelotas, camisetas y demás cosas necesarias para darle más vida al Club Atlético Capital, que habían fundado el 28 de julio de ese año, justo después de otra carrera en la que el potrillo había salido último. El caballo les dio revancha y en homenaje rebautizaron a la institución como Club Atlético Porteño.  Que por estos días estuvo a punto de haber ascendido al Grupo III de la URBA y que tiene una de las historias más queribles del rugby local. Ya de por sí, que aquellos pioneros hayan apostado de nuevo a un potrillo que había salido último, marca una tendencia.

 Cuando “Teño” cumplió 100 años, la Comisión Directiva del club imprimió un folleto conmemorativo; allí se confirma que los fundadores eran descendientes de irlandeses y que tenían buena relación con un stud que alojaba al potrillo, que dio el batacazo en octubre al ganar una carrera a la que llegaba con fama de perdedor.   

  Como tantos clubes de la época, Porteño empezó por el fútbol, del que salió campeón en 1912 y en 1914, en una las ligas de aquella época. En 1912 superaron nada menos que a Independiente de Avellaneda en la final. Por aquellos años, Belgrano Athletic, CASI, Atlético del Rosario y GEBA también jugaban al fútbol en los campeonatos oficiales.  Porteño se mantuvo en Primera, de la época amateur, hasta 1928, y a los pocos años, cuando se instaló el fútbol profesional, dejó de practicar ese deporte y se dedicó de lleno al rugby.

   Durante más de 40 años, los colores de Porteño eran azul oscuro y blanco. Cuando a fines de la década del ’30, se integraron familias de franceses, cuenta la leyenda que quedaron establecidos como nuevos colores el azul oscuro, en representación de Francia, y el celeste, de la bandera argentina, para plasmar en ese símbolo el encuentro entre las dos nacionalidades. Otro dato exótico: el actor Maurice Jouvet, integrante del lote de franceses que se había sumado al club por esos años, representó con bastante éxito a Porteño en campeonatos de tenis.

  Porteño en la actualidad tiene su campo de deportes en San Vicente, bien al sur del Gran Buenos Aires, no muy lejos de la quinta 17 de Octubre, donde Juan Domingo Perón y su segunda esposa Eva Duarte solían pasar días de descanso. Pero el barrio de origen del club es Palermo, el mismo barrio donde quedaba (y ahora también) el Hipódromo donde corrió en 1895 el potrillo ganador. A pocas cuadras de ese lugar, Porteño tuvo durante muchos años su estadio, en el cruce la Avenida Valentín Alsina y Los Paraísos, en la zona de los Lagos de Palermo, cerca de la estación de tren Lisandro de la Torre, por entonces llamada “Golf”. El predio llegó a tener cancha de básquet y de tenis. Allí jugó al fútbol en Primera División, en una cancha con tribuna de cemento y obviamente al rugby, hasta que en 1945, las autoridades de la época le sacaron los terrenos al club.
    De ahí en más, peregrinaron por Llavallol, algún lugar no del todo definido entre El Palomar y Ramos Mejía, el Club YPF en Núñez (que desapareció a fines de los ’90), Regatas de Bella Vista, dos predios en Lomas de Zamora, regreso a Bella Vista, Campo de Mayo, otra vez Lomas y finalmente el destino actual, en San Vicente, en lo que habían sido una chacra en el Paraje Villa Fortuna.  El 23 de mayo de 1971, después de 26 años de nomadismo, inauguraron oficialmente el predio, con un amistoso ante Lomas. 

   Quizás pocos lo recuerden, pero Porteño se dio el gusto de jugar en Primera División en 1952, en donde ganó un solo partido, pero nada menos que al CASI, el 27 de abril.  Con los años, el CAP fue bajando y subiendo de categorías, y los últimos años se había estacionado en el Grupo IV.  Mientras, fue armando equipos de hockey sobre césped femeninos.

   Quien esto escribe, hace varios años, se contactó con gente del Porteño para conocer más su historia; así, el lugar de encuentro fue la estación de Lomas de Zamora, en donde el presidente por aquel entonces, Roberto Malter Terrada, después de cargar en el auto a su familia y varias cajas de hamburguesas y gaseosas para un tercer tiempo, fue el encargado del traslado al predio de San Vicente. Una vez ahí, sacó de un armario el folleto por los 90 años del club, que ilustra esta nota y que sirve para felicitar a Porteño por su historia, tan querible que quien esto escribe creyó por un momento que había ascendido...