viernes, 18 de mayo de 2012

La quimera de los héroes

   Esa película, dirigida por Daniel Rosenfeld, contaba la historia de un club formado por jugadores de origen toba, en la provincia de Formosa, dirigidos por un entrenador peculiar, Eduardo Rossi. Si vienen a la mente fragmentos de esa película, se recuerdan los momentos de esfuerzo de los entrenamientos de los tobas, practicando scrum empujando una aplanadora.  
Todos los martes y jueves, miles de personas, cada una por su lado, cruzan sus ciudades en busca de los lugares de entrenamiento de los clubes donde juegan rugby. Así, cuando uno se sube al colectivo 130 un martes al atardecer y ve a un chico con un bolso grande, en el fondo de la unidad y con ropa deportiva, imagina: “Este pibe debe ir a GEBA a entrenarse”.
  Pero también puede que un viernes te cruces con un grupo de personas que entran a un predio en Open Door, bien al oeste de la ciudad de Buenos Aires, y, a su manera ese día también van a entrenar, aunque no sea ni martes ni jueves. Es que en el Floresta Rugby Club tomaron el último día hábil de la semana como parte del entrenamiento, pero en vez de practicar scrum y line, cortan el pasto y marcan la cancha del predio donde el equipo juega de local en el Grupo IV de la URBA, desde 2009.

  “Open door” pareciera ser el lema de Floresta, porque incorporó a su plantel a muchas personas con poca o nula experiencia en el rugby. Y hasta se sumó un jugador colombiano. El entrenador del equipo es Carlos Federici, y pinta el panorama:

  “Hace dos años me había alejado de la actividad. Sabía que Floresta estaba sin entrenador, me contactaron a través de un conocido mío, que estaba en Floresta, y me dijo de acercarme. Me contacté con la comisión directiva y asumimos este año”.

-¿Cuál fue tu trayectoria como jugador y/o entrenador?

-Empecé en juveniles en Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, GEI. Después seguí en juveniles en Ateneo de Padua, en donde terminé siendo jugador, capitán y entrenador. Después me fui como entrenador a SAPA de Marcos Paz. Hice un parate de 2 años y acá estoy…


-¿Cuáles son las características que suelen tener los equipos de Grupo IV?

-Bueno, en general cuesta mucho tener juveniles, porque no siempre hay la contención correcta y, ante una oferta amplia de actividades, es difícil retener chicos.  Además, hoy por hoy, es más fácil retener a un chico en un ciber 4 horas que 2 horas en un club.  Por otro lado, veo muchos partidos de Grupo IV, y, salvo excepciones, no veo mucho compromiso, algunas personas tienen menos de 2 años de rugby y eso se nota.

-¿A qué apuntás en Floresta?

-A mí me gustan los desafíos.  En Grupo IV hay carencias de recursos, pero todo tiene otro sabor.  Cada escalón que sube el equipo me llena de satisfacción. Arrancamos la pretemporada con 10 personas, hoy hay 25.  Hay algunos altibajos en cuanto al compromiso, en relación al presentismo, pero hoy el plantel lo conforman unos 25 jugadores.  Vamos buscando subir pequeños escalones. Recién el año que viene llegará una camada de juveniles para reforzar a la primera.

-Al ser un equipo con poca experiencia en torneos oficiales, ¿hay que planificar un trabajo especial desde lo técnico?

-Sí,  tenés que hacer un trabajo como de escuelita, buscando mejoras en técnicas individuales. Es un trabajo lento, cuesta, es difícil; es como una juvenil que se recién se inicia, pero con gente de 20 a 30 años.

-¿Y en cuanto al compromiso, qué se pide?

-Fuimos claros con los jugadores en pedir compromiso en todos los niveles. Nos encontramos un escenario este sábado pasado (n. del r: Floresta perdió 177 a 0 con Beromama) con tener que jugar 14 jugadores por situaciones de falta de compromiso. En estos grupos se dice “si no entrenan no juegan” y después juegan igual. Conmigo no es así. Hay un compromiso: el que no entrena no juega, el que no tiene apto, fichaje, cuotas al día, tampoco juega, el que no genera un compromiso hacia el club tampoco.  Tengo jugando a un chico colombiano, de poco rugby, pero con alto compromiso, pero es titular desde inicio de le temporada, aun si por condiciones puede haber mejores. Juega de wing.

-Hablemos del partido del sábado ante Beromama…

- Tuvimos este golpe el sábado, pero creo les va a servir a los jugadores.   Tuvimos una charla sobre que la responsabilidad del partido es mía, pero puertas adentro lo iremos solucionando, las cosas hay que hacerla como corresponde. Hoy Beromama es el mejor equipo.  Me sorprendió en cuanto al juego que proponen y a la dinámica.

-¿Qué le falta a Floresta para mejor su juego?

-Floresta tiene baches durante el partido. Los partidos que puede llegar a ganar los pierde con baches, y esto lo digo sin quitarle méritos al rival. A los jugadores les falta creer que pueden llegar a ganar.  Buscamos un grupo homogéneo, y en la segunda rueda revertir los  partidos que se pueden ganar, aunque la actitud es de ganar siempre.  El año que viene trataremos de incorporar a jugadores que hoy están en M-19.  Y buscar mejoras en tackle y la técnica de pase. Eso, más reforzar la unión y el compromiso.  Eso es fundamental. Tuvimos entrenamientos con 4 jugadores, y hasta un sábado fue uno solo, el colombiano. Viajó en tren y colectivo hasta Open Door.

-A esta altura, hay que mencionarlo con nombre y apellido.

-Se llama Juan Pablo Benavídez.

-¿Qué fue de la vida del rugby del Ateneo de Padua?

-Desapareció la parte de rugby. Era un club que sufrió la mala decisión dirigencial cuando se logró un ascenso a Segunda, por la mala inclusión de un jugador, que estaba suspendido. Salió en la revista, creo que Test Match, una foto en primera plana del jugador, el tema llegó a la por entonces UAR y se sancionó al jugador, y al club, que se lo descendió. Y desde ahí hubo escisiones hacia Casa de Padua, y eso, más carencias de dirigentes…..todos los años había que renovar el plantel. Dos semanas antes de empezar el campeonato, de 25 jugadores se te iban 20. Ante eso y ante la falta de dirigentes, no se pudo sostener el rugby en Ateneo. Hoy en el equipo que juega el interempresarial que se llama Dolce Neve, hay mucha gente del Ateneo. Y entrenan en la vieja cancha de rugby del club, que ahora es de fútbol.

-GEI, Ateneo, SAPA, Floresta….¿qué te mantiene hoy con energía para dedicarte a entrenar rugby?

-Me inicié en GEI como jugador, también como entrenador, era una persona inquieta hasta que mi lugar fue el Ateneo. Lo que aprendí,  bien o mal trato de transmitirlo, y el compromiso es tratar de devolver las satisfacciones del rugby para otra gente que lucha por crecer.  

lunes, 7 de mayo de 2012

Morir en Occidente


   Philippe Ariès, intelectual francés, escribió con ese título un libro en el que analiza cómo se ha ido viviendo-valga lo extraño de la formulación-la muerte en las sociedades occidentales.  Francia, la patria de este historiador, fue una de las potencias europeas que se repartió parte de África como botín. Ahora, desde ese continente, llega una noticia sobre una muerte: Abedeen Shikhoyi, la capitana de la selección de rugby de Kenya, murió como consecuencia de las heridas en la columna vertebral que le causó una contrincante de la selección de Uganda, durante un torneo en la ciudad de Kampala, capital de este último país. Como las muertes de los que nos parecen lejanos pierden valor, y los medios poco o nada hablarán de este caso, hagamos lo contrario y, pensando en la fraternidad y la solidaridad, recordemos a Aberdeen.

  El final de su vida comenzó a tejerse a fines de abril, en el césped de un campo de juego de Uganda, defendiendo la camiseta de Kenya, cuyo seleccionado femenino de autodenomina “Las Leonas”.  El  “accidente” de juego sucedió con Christine Kizito, ugandesa,  de 106 kilos de peso. Algunos testigos hablan de un rodillazo en la espalda, otros de un choque accidental y otros hasta de un pisotón en el cuello. Como siempre en estos casos, sea en Nairobi, en Buenos Aires o en Mendoza, nada se aclara con precisión.

   Abedeen fue trasladada en avión a Nairobi, la capital de su país, para ser atendida.  Ella era además la capitana del único equipo de rugby femenino kenyano, el Mwamba RFC.

  El director general de la Kenya Rugby Football Union, Mwangi Muthee, dijo a la BBC: “Aberdeen era una chica muy, muy valiente, con un carácter muy fuerte. Era una líder natural, y esto hizo que ella muy rápidamente se convirtiera en la capitana del equipo femenino de Kenya y es un equipo que tiene mucho futuro.”

  Una de sus rivales, la jugadora de Uganda Josephine Namayeha, escribió en su muro de Facebook que estaba “todavía devastada por la muerte de nuestra hermana kenyana que murió por su país.  Hoy 7 de mayo será el funeral de Aberdeen, y la Kenya Rugby Football Union estuvo organizando eventos para recaudar fondos y así pagar el sepelio de la jugadora.  Antes del entierro habrá una ceremonia religiosa en la “Friends Church”, de Nairobi.

  En vida, Abedeen, de 27 años,  era robusta, no muy alta, con la piel chocolate y muslos especialmente desarrollados.  Sus amigos le decían “Abesh” o “Abby”.  Al parecer, se interesó por los deportes desde chica, incluido el fútbol, pero potenció ese gusto durante años de la secundaria en la escuela Makhohko Girls. Era la menor de una familia de 11 hermanos. Uno de ellos,  Livingstone Lihanda, reconoció que cuando “Abby” quiso jugar rugby, a su familia no le convencía, por los riesgos propios del juego.

   En pocos años se volvió figura del Mwanba y de los seleccionados de Kenya tanto de 15 como de 7. Sabía que el partido con las ugandesas iba a ser difícil, pero les decía a sus compañeras que estaba bien entrenada en el gimnasio. Un día antes, cantó una canción cristiana y hoy sus amigas de la selección recuerdan ese canto como una despedida...